Hay una cualidad de los países en desarrollo, o más bien, de algunas de las personas que dirigen esos países que consiste en lo siguiente: ante la incesante demanda de soluciones y recursos por parte de los diferentes sectores, esas personas diseñan estrategias que ahuyentan o cuando menos tranquilizan al mayor número de demandantes. Entre más insistentes y bien fundamentadas sean las demandas, la estrategia invariablemente desemboca en, de alguna manera, culpar a los mismos demandantes de su situación. Es en verdad un arte.
Quiero concretar. Escojamos a uno de esos países en desarrollo y llamémoslo, solo como ejemplo, México. Ahora escojamos un sector de los “pediches” al azar ….. ¡ciencia!. Muy bien, ya tenemos los actores. Ahora va una común y breve conversación entre los “pediches” y los demandados:
(pediches) “Es necesario y muy importante que se designen recursos para la investigación científica. Es indispensable que las ciencias básicas se consoliden y que incremente la presencia de la cultura científica en el país.”
(demandados) “¿Cuánto quieren?”
(pediches) “Los países desarrollados invierten en ciencia y tecnología, al menos (al menititititos) el 1% de su PIB.”
(demandados) “Sí, pero esos son los desarrollados.”
(pediches) “Sí, por eso nosotros deberíamos invertir aun más.”
(demandados) No dicen nada por que no pueden hablar de la risa.
(pediches) “Si no se invierte en ciencia nunca saldremos del gran atraso en el que nos encontramos. Con ciencia se incentiva la economía, mejora la educación, se ataca la pobreza. Es un plan a largo plazo pero se puede…….”
(demandados)”Si, si, está bien, pero a ver, si ya se les ha dado dinero en el pasado díganme qué han logrado. ¿Cuántas cosas útiles han hecho? Dicen que otros dan mucho dinero, bien, pero allá sí producen tecnología y cosas verdaderamente útiles a la sociedad. Ellos no andan con abstracciones que no sirven pa’nada. Mejor pónganse a trabajar y háganle como esos lugares. A ver ¿cuántas patentes han producido?
(pediches) ¿Sabe usted qué es una patente? ¿Sabe usted qué es ciencia? ¿Sabe usted cómo es que la ciencia puede llegar a ser útil a la sociedad? …. Para este momento los pediches ya están hablando solos. El “argumento” del demandado fue decisivo, certero y maravilloso. No producimos por flojos, por querer estudiar puras cosas inservibles y porque somos muy cómodos. Cuando decidamos resolver problemas “verdaderamente importantes” para la sociedad, entonces es cuando veremos la luz.
Este tipo de “encuentros” son muy comunes. Me gustaría ahora compartir un poco de información que creo nos puede ayudar a entender dónde falla el maravilloso “argumento.” Voy a comparar datos (obtenidos de reportes del banco mundial) entre dos países, uno desarrollado tecnológicamente y otro como el nuestro. Es más, con el nuestro.
Querida lectora, estimado lector, estoy casi seguro de que estarán de acuerdo conmigo en que Japón es considerado un país desarrollado tecnológicamente. Es un país que produce una gran cantidad de tecnología que influye la vida de muchas personas alrededor del mundo. Bien, permítanme escoger Japón y hacer una comparación con México en términos de sus científicos y lo que hacen, para dar validez al maravilloso argumento de (algunos) de nuestros demandados. Aquí va:
La población de Japón es de alrededor de 130 millones personas, mientras que en México somos como 120 millones. Japón tiene 5,158 científicos por millón de habitantes. México 386. El porcentaje de científicos dedicados a la ciencia básica (es decir, al estudio sistemático de la naturaleza y no enfocado a resolver problemas “prácticos”) en Japón es de 24%. En México cercano al 10%. La inversión pública en ciencia y tecnología: Japón 3.4% de su PIB, México 0.43% de su PIB. Un dato muy interesante y en mi opinión revelador es el siguiente: del recurso destinado a ciencia y tecnología, el porcentaje de la inversión dedicada a ciencia básica en Japón corresponde al 78%. En México es el 69%. El número de patentes producidas al año (2013): Japón 330,000 y México 15,000, de las cuales en Japón 290,000 son de alta tecnología mientras que solo 1,300 en México corresponden a ese rubro.
Como podemos ver, Japón no solo invierte más dinero en ciencia y tecnología, sino que invierte más (pero mucho más) que nosotros en ciencia básica. De hecho, el 65% del dinero invertido en ciencia básica lo invierte en experimentación, es decir, en proyectos diseñados para entender la naturaleza que no tienen, a priori, ninguna intención de obtener algo aplicable, es más, en algunos de esos experimentos no saben qué encontrarán. Ese es uno de los ingredientes de la ciencia: buscar y encontrar lo inesperado. Luego resulta que al conocer la naturaleza, salen cosas aplicables.
¿Cómo le hacen entonces los japoneses para ser potencia tecnológica y de patentes? Ah, muy interesante, el gobierno apoya ciencia y tecnología, fortaleciendo las bases, y el sector privado INVESTIGA e INVIERTE en la aplicación del conocimiento. Así salen las buenas y numerosas patentes.
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