Desde hace unos meses y de manera (muy) irregular, hemos estado participando en una actividad denominada “pregúntale al científico.” Se trata de poner una mesa y unas sillas en algún jardín de alguna comunidad, preparar una cafetera y unos letreros que dicen cosas como “pregúntale al científico y tómate un café.” Esperamos sentados y de repente cae la presa (casi siempre una niña): “¿Por qué le sigue creciendo el cabello a los muertos?” “¿Por qué el agua del mar a veces se ve azul?” “¿Qué es la diabetes?” y no puede faltar, nunca, “¿Cuánto cuesta el café?”
Hasta el momento solo lo hemos realizado en el jardín principal de Comala. ¿Quiénes somos? Un grupo de esclavos, perdón, de estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Colima , Guille, su servilleta, café de Comala (Flor de Suchitlán) y las personas que caminan por el jardín. Tenemos la esperanza de que poco a poco logremos reproducirlo en otras comunidades del estado (¡Inviten!).
Al inicio decidimos juntarnos a las 20:00 horas en el jardín. Llegamos unos minutos antes para prepararnos. Colocamos la mesa, preparamos el café y esperamos. Nadie se acercó, había muy poca gente. La segunda vez nos visitó un amigo, Don Gil, quien no contento con bombardearnos con toda clase de preguntas, además nos regañó. Nos dijo – sutilmente – “la están regando” “¿qué no ven que a esta hora no hay gente? ¿pos no que muy listos?” (no es cierto, no nos dijo eso, pero así lo sentimos). “Mejor vengan a las 18:00 horas, les garantizo que les irá mejor.”
Y sí, nos fue mejor. La siguiente reunión fue a la hora sugerida y nos llenamos de gente. Preguntas de todo tipo, especialmente las hechas por las niñas y niños, que fueron y siguen siendo los más interesados. A veces pasan adultos y adolescentes y se quedan mirando los carteles, alejándose. Sin embargo, cuando alguna niña nos ve y lee los cartelillos que ponemos, se acerca (jalando a su papá, quien intentaba alejarse) y empieza a disparar con preguntas. Eso hace que los padres de familia se acerquen y como consecuencia otros adultos. Es bonito.
Los esclavos que me han podido acompañar en esta aventura (científicos en formación sin vida social que por ende tienen tiempo libre los domingos en la tarde) son los que en verdad la han hecho posible. Consiguen la mesa, las sillas, preparan el café, colocan los carteles, etcétera. Ellos son Jorge «el Fantasía» Torres y Julio, participando desde la generación de la idea, y más recientemente Paulina y Brenda.
Y como todo en la vida, la suerte a veces ayuda. Resulta que «el Fantasía», oriundo precisamente de Comala, pues conoce a casi todas las personas de la comunidad. Gracias a ello consiguió que nos dieran la oportunidad de dar una pequeña conferencia pública en el jardín, dentro de las actividades culturales que organiza el municipio cada domingo por la tarde.
¿De qué hablaría? Un poco sobre la física de partículas, es decir, sobre las ideas y descubrimientos que hemos realizado en los últimos años al intentar contestar la pregunta: ¿de qué estamos hechos? Cómo, intentando responder esa pregunta, se ha generado prácticamente toda la base tecnológica sobre la que se sustenta la sociedad actual. Sí, el hecho de que algunos “locos” a través de la historia de la humanidad se hayan preguntado ese tipo de preguntas, y más importante, que hayan encontrado una manera eficiente y confiable de buscar soluciones a esas preguntas, ha generado una derrama económica, social y política que modifica y afecta la conducta y la vida de todas las personas. Es por eso importante, creo, que un gran número de personas, aunque no se dediquen a la ciencia, tengan acceso a información y conocimientos científicos, sobre todo ¡los que se logran durante sus vidas! Por otra parte, algo que puede ser también muy útil para las personas, es el conocer el “pensamiento crítico y científico.” No necesariamente conocer y saber los detalles de este o aquel conocimiento, sino más bien familiarizarse y eventualmente apropiarse de los métodos que se utilizan para llegar a esos conocimientos. Esos métodos, esa forma de analizar y trabajar las diferentes problemáticas, puede ser de tremenda utilidad en ámbitos no científicos, ámbitos cotidianos y comunes en los que nos desenvolvemos diariamente.
Pues sí, que de todo eso iba a hablar pero no se pudo: se nos atravesó el concurso de reina de kinder de Comala (o alguna cosa similar) y nos cancelaron la conferencia para que las niñas pudieran lucir sus vestidos y sus madres pelear por quien sería la niña consumada en reina (si, en serio, hubo pelea). Así las cosas. ¡Gracias Jorge!
Nos vemos un domingo en algún jardín.