Prácticamente todos los científicos damos clases. Dependiendo del sistema de organización universitaria de nuestros países, damos clases a estudiantes que se están formando para ser científicos, como en México, o damos clases a todos los estudiantes independientemente de la carrera que hayan elegido, como en Estados Unidos, donde por ejemplo alguien que se encuentra cursando la carrera de ingeniería civil o de biología, y tiene que tomar cursos de química y matemáticas, recibe esos cursos por parte de investigadores de esas áreas. Así pues los científicos no somos maestros pero una parte importante de nuestro tiempo y nuestra contribución a la sociedad es precisamente dar clases. A la mayoría nos gusta.
Una de las características básicas de las personas que nos dedicamos a la ciencia es que somos extremadamente chismosas. Nos produce mucho placer el andar hablando de lo que hacemos y lo que estamos pensando. No podemos obtener un resultado en nuestro trabajo porque inmediatamente queremos darlo a conocer y compartirlo (presumirlo) a todos los demás colegas. Es más, si se puede, también compartirlo (otra vez, presumirlo) con un público más general. La manera oficial de hacerlo es a través de las publicaciones científicas y por lo tanto los científicos que se encuentran activos publican en revistas científicas sus hallazgos y contribuciones. Existen revistas científicas de varios niveles de calidad, como en todo, y por lo general intentamos publicar en las revistas más reconocidas.
Publicar entonces es una manera de presumir a nuestros colegas lo que hemos logrado. Otra manera muy común e importante de difundir nuestros resultados y también de enterarnos de lo que otras personas están realizando es a través de los congresos científicos. Un congreso científico es un evento en el que participa un grupo de científicos y en el que cada uno de ellos expone, ante una audiencia por lo general muy crítica, su trabajo y sus logros. Aunque se da, es poco común que alguien asista a un congreso solo para escuchar. Más bien la idea es, además de escuchar y criticar (la crítica es uno de los pilares de la actividad científica) el trabajo de lo demás, exponer las ideas propias para que sean analizadas y criticadas por la comunidad científica. Solo así se crece.
Otro aspecto de las congresos es que se interacciona con personas de todo el mundo y se conocen posibles colaboradores futuros. En los ratos en que no hay charlas por lo general se platica de proyectos, ideas, errores y posibles colaboraciones. A la hora del café, a la hora de la comida, a la hora de la cena, prácticamente todo el tiempo se mantiene uno hablando de los temas de su área y escuchando que hacen los demás. Puro presumir pues, aunque con cuidado: el ambiente, sobre todo si el congreso es de buen nivel, es bastante crítico y no se perdona fácilmente. Así que para andar de chismoso, ya sea presumiendo o criticando, más vale tener argumentos sólidos y fundamentados, ya que de lo contrario se puede salir de ahí algo “lastimado”.
Hay congresos alrededor del mundo prácticamente todo el año, sin embargo hay dos periodos que sobresalen por la cantidad y el nivel. El primero y más importante es el verano: ya que la mayoría de los científicos trabajan en universidades alrededor del mundo y, como mencioné al inicio, participan impartiendo cursos, les es más fácil alejarse de sus instituciones en el verano cuando precisamente no hay clases. Los congresos más famosos y concurridos ocurren casi siempre entre junio y septiembre. Otro periodo importante, sobre todo para congresos organizadas en latitudes bajas, es diciembre – febrero. Por una parte es también época en que algunas instituciones no tienen clases, pero por otro lado es una época en que los científicos de las latitudes norteñas (latitudes precisamente donde se encuentra la gran mayoría de científicos en el mundo) ven con mucho agrado el escapar de los fríos intensos y pasar unos días en los amigables climas cálidos del “sur”. Eso sí, aun cuando uno tiene la oportunidad de conocer otros lugares (hermosos, como casi cualquier lugar de nuestro planeta) y puede uno relajarse, por lo general, si se es serio, los congresos representan una cantidad impresionante de trabajo. Hay congresos en los que uno termina completamente exhausto. Desde luego que habrá quienes aprovechen la oportunidad solo para descansar y pasar un rato agradable, pero al menos en el ámbito científico serio, representan una pequeña minoría.
Luego hay otro tipo de actividad que combina la presumida y la enseñada, se les conoce como escuelas. Una escuela es un evento que puede durar desde una semana a un par de meses en el que un grupo de científicos invitados prepara cursos especializados que luego presentan a estudiantes. Los estudiantes son de varias partes del país (en el caso de una escuela nacional) o del mundo y pueden ser de nivel licenciatura o posgrado, a veces mixta. Esos eventos son muy bonitos y en lo personal de mis favoritos. Y ya que estamos de presumidos les cuento que este año tendré la oportunidad de dar un curso sobre el Higgs en una escuela nacional dirigida a estudiantes de licenciatura que se celebrará en Sonora. El próximo año estamos viendo la posibilidad de traer una escuela de verano (grande y famosa) a Colima. Ya les contaré en qué queda eso.