Frío, frío, caliente

diciembre 23, 2013

La temperatura global del planeta y sus cambios recientes son actualmente tema de debate internacional. Mientras que las mediciones precisas y sistemáticas de la temperatura del planeta han empezado a registrarse hace poco tiempo (comparado con los procesos geológicos en juego) y que el análisis sistemático de los efectos humanos y no humanos que contribuyen a la evolución temporal de la temperatura del planeta no arrojan resultados definitivos, la situación se ha convertido en un tema político (cuasi-religioso en algunos casos) que influye de manera importante en muchas decisiones a nivel internacional y que repercuten ya en la economía mundial.

gore_firegloablawarminghoaxLa politización del tema obviamente perturba y dificulta la transferencia de información. Más bien lo que existe es desinformación. Científicamente el problema no está para nada resuelto (en ninguna dirección) y existe en este momento controversia – algo completamente normal en ejercicio científico. Se puede decir que existen dos grupos principales: aquellos que están convencidos de la existencia de un calentamiento global debido a la actividad humana, y aquellos que están convencidos de que no existe tal situación. Como siempre en la ciencia, los estudios y resultados irán dando la pauta y eventualmente, ante la presencia de datos verificables y seguros (si es que se pueden obtener), se tendrá que abandonar el sentimiento o deseo de una u otra solución y se aceptará la correcta. De eso se trata la ciencia, de aceptar los resultados obtenidos a pesar de que vayan en contra de lo que uno esperaba inicialmente.

En este tenor es interesante ver que recientemente ha ido creciendo, de manera importante, el número de científicos disidentes del grupo original que postuló que la actividad humana contribuye significativamente al calentamiento global y que la situación era tan mala que la vida en el planeta estaba en riesgo. Ahora, muchos de ellos han reconsiderado su posición, sobre todo en el sentido de la alarma inminente.

Entre los argumentos típicos (tipo chisme de mercado) que se escucha acerca de los científicos y sus posturas se encuentran argumentos como que las empresas tienen comprados a todos los que dicen que no hay calentamiento global, o que los que dicen que si hay calentamiento global están aprovechando la moda y el temor en la gente para obtener recursos fácilmente, etc. Estos argumentos no nos interesan. Nos interesa saber qué argumentos científicos, cuantitativos, reales se utilizan.

Por lo pronto y para arrancar motores les comparto algo de información que les puede servir de guía inicial: Primero: hasta el momento no existe suficiente información recabada (datos registrados sobre suficiente tiempo) para poder tener una respuesta decisiva. La gran mayoría de los datos registrados corresponden precisamente a la época (geológica) en la que los humanos hemos estado produciendo cantidades significativas de gases. Por otro lado los geólogos están tratando de obtener información cada vez más precisa acerca de los cambios climáticos en épocas anteriores.

Otro aspecto importante es que en este momento el tema se ha convertido en un banderín político, con lo que ello conlleva. Eso me preocupa y me molesta. Es importante que se le informe a las personas de los posibles riesgos del  calentamiento global, es también importante que se le informe a las personas sobre “la posibilidad” de que las actividades humanas estén íntimamente relacionadas con el calentamiento global, y es sumamente importante que también se le informe a las personas que se debe de seguir investigando para entender a fondo el proceso. Se debe decir a las personas que aún no se sabe a ciencia cierta cuál es la situación.

gonna-dieAlgunas pistas que podemos tener para identificar cuándo nos están hablando del tema con intenciones poco fundamentadas en la ciencia consisten en comentarios como el de que “los tornados (sobre todo cuando por ahí hubo uno muy fuerte y que produjo muchos daños) ahora son más peligrosos y más frecuentes debido al calentamiento global” (y obviamente cualquier frase similar con algún otro fenómeno natural sustituyendo la palabra tornado), o que “el nivel de los mares hará que se inunden ciudades enteras en 10 años”, o cualquier comentario que involucre “alarma”. Si tratan de “alarmarle” estimado lector, dude. En el momento que un grupo (de poder o de querer poder) dictamine de manera absoluta alguna postura, estará mintiendo. Se debe reconocer que aún no sabemos la respuesta a esta importante situación.

earthonfire1webClaro está (pero de todas maneras lo digo ¡no vaya a ser que luego digan que me quiero acabar yo solito el planeta!) que esto no significa que no sea prudente y conveniente, para los seres humanos, reconsiderar la forma en que estamos consumiendo los recursos naturales. Aún si no existiera el calentamiento global es bastante evidente que podemos mejorar de manera importante la forma en que utilizamos los recursos y la forma en que desechamos los restos. No necesitamos que haya catástrofes para entender que podemos ser más eficientes y organizados. Creo que es mucho mejor educar e informar honestamente, aunque cueste más tiempo y trabajo, que asustar. Porque aunque el miedo no ande en burro, al final, si no nos inundamos en 10 años, será más difícil después convencer a la sociedad de que existen riesgos y de que no fue nuestra intención engañar. Informemos, eduquemos, no mintamos.


Sin memoria

diciembre 19, 2013

Hagamos un experimento “pensado” o “mental”: diluyamos en agua una substancia tóxica para el ser humano, o incluso letal, no importa. La diluimos por un factor de 100, es decir, ponemos 99 partes de agua por cada parte de nuestra substancia. Agitamos vigorosamente nuestro recipiente y separamos una muestra. Repetimos el proceso: agregamos 99 veces más agua, mezclamos, separamos una muestra y volvemos a repetir. Podemos repetir las veces que queramos (dependiendo del tiempo libre que tengamos para hacer esto antes de que comience la telenovela), digamos unas 20. Una vez finalizado el proceso nos tomamos el agua. ¿Qué pasa? Aparte de quitarnos la sed, no pasa nada. Simplemente tomamos agua. ¿Por qué? Pues porque prácticamente no quedó ninguna molécula de la substancia peligrosa. En cada paso del proceso que acabamos de describir hemos reducido el número de moléculas de la substancia peligrosa en factores de 100, terminando con un número de moléculas determinado multiplicando la cantidad inicial por 0.0000000000000000000000000000000000000001 (39 ceros y un 1 después del punto), es decir, ninguna.

srHay quienes afirman que de esa manera se pueden crear medicamentos que pueden curar prácticamente cualquier malestar y/o enfermedad. Confrontados con lo ridículo del procedimiento, casi siempre recurren a una hipótesis aún más ridícula: lo que pasa es que el agua “tiene memoria”.

Hay dos cosas sumamente interesantes con ese enunciado. La primera es que sí es verdad que el agua tiene memoria, solo que a diferencia de lo que estos timadores acostumbran hacer, que es hablar por hablar, los científicos han verificado esa memoria y han descubierto que en el agua líquida dura alrededor de 50 millonésimas de nanosegundo, es decir, 0.00000000000005 segundos. Si alguien cree que el proceso de preparación y aplicación del milagroso medicamento puede llevarse a cabo en ese tiempo, creo que entonces sí necesita una dosis de esa substancia (sin diluir). La segunda cosa interesante del argumento es que si fuera cierto, es decir, si el agua fuera capaz de retener memoria de las substancias con las que ha interaccionado, la verdad no creo que me atrevería a volver a dar un trago de agua. Imagínense, queridos lectores y lectoras, dónde ha andado el agua obteniendo “memoria” antes de llegar a nuestra boca, ¡huácala!

¿Y entonces? ¿Acaso no escuchamos por todos lados que estas medicinas funcionan? ¿Cuántas anécdotas no hemos escuchado de su eficacia y suma benevolencia? ¿No será que en realidad queremos esconder la verdad detrás de un complot científico para que nadie se cure y así las grandes y nefastas compañías farmacéuticas (las que venden medicinas, no las que venden agua milagrosa, desde luego) se vean beneficiadas? ¿No? ¿Entonces?

agradezcamosExisten varios factores que nos permiten entenderlo. Primero, y en mi opinión el más importante, el cuerpo humano es capaz de repararse por sí mismo de manera impresionante. Ante los malestares más comunes, el reposo y una buena alimentación, junto con paciencia, son infalibles. Por otro lado, cuando adquirimos una enfermedad más seria, que requiere de ayuda externa, los medicamentos y tratamientos toman tiempo en surtir efecto (y también surten efectos secundarios, de ello nada ni nadie se salva). Muchas veces esos tratamientos nos cansan, en ocasiones los interrumpimos, sentimos que no funcionan, al menos no tan pronto como quisiéramos. Y luego, después de dejarlos o terminarlos y no sentir una mejora, recurrimos a las gotitas de agua con memoria y adivinen: ¡nos sentimos mejor! A nosotros también se nos borra la memoria de que justo antes (a veces al mismo tiempo) estuvimos medicándonos.

Otra situación común: me dice el médico que no puede darme nada más. Me dio todo lo posible, no me he curado y dice que es todo lo que puede hacer. Solo hay que esperar. Pero no me siento bien, es más, como me dice que ya no puede hacer nada, me deprimo. Me desespero. Me tomo las gotitas milagrosas y me ayudan. Me dan esperanza. ¿Me curan? Ni de chiste, pero me hacen sentir mejor y eso es lo que me importa en este momento. Me calman. Me engaño y eso es bueno.

¿Bueno? En realidad depende. Si soy lo suficientemente ingenuo como para que, dada mi grata experiencia con las gotitas milagrosas, ya no acuda a la medicina científica cuando me vuelva a enfermar, y sobre todo si es algo de verdad serio, pues entonces no es bueno, sino muy peligroso.

cancercureCuando vemos a alguien enfermo y sufriendo es natural querer ayudar. A veces sabemos cómo, pero la mayoría de las veces no. Damos consejos de buena voluntad y eso es muy válido, aunque sería mejor, sobre todo en casos de salud, aconsejar solo cuando de verdad tengamos un conocimiento sobre ello. Si alguien ofrece soluciones demasiado buenas como para ser verdad, dude. Si quiere creer para sentirse mejor, hágalo, pero no sustituya la medicina por soluciones milagrosas. Por otra parte, cuidemos de no caer en manos de individuos sin escrúpulos. El timo a personas enfermas y desesperadas es una actividad vil y reprochable. Desafortunadamente es fácil de hacer. Ante el dolor y el sufrimiento, propio y de seres queridos, nos volvemos vulnerables y susceptibles a todo tipo de engaños y estafas. Un primer paso que puede ayudar a determinar la veracidad de un posible remedio: si se nos asegura que “el tratamiento” no tiene efecto secundario alguno y/o cura una gran variedad de enfermedades, tenga la certeza de que es fraudulento.


Complejo de realeza

diciembre 16, 2013

Nos encantan los títulos. Si no son nobiliarios no importa, para eso tenemos los académicos. ¿Cuántas veces no ha pasado algo como lo siguiente?: El Dr. Fulano de Tal va caminando por un campus universitario y un “simple” estudiante le dice “Hola Fulano, ¿cómo estás?” Fulano mientras tanto, con cara de ofendido, responde “Dr. De Tal, que mi trabajo me costó.” Estoy seguro que quienes hayan tenido la oportunidad de estudiar y/o trabajar en una universidad habrán escuchado algo muy similar. Quiero que  pongamos algo en claro: a cualquier individuo que diga algo así debemos responder inmediatamente y con absoluta certeza: “se nota que te costó demasiado.” 

titulos-nobiliarios-italianosEn tiempos en los que los títulos nobiliarios, perdón, quise decir académicos, son tan importantes para la seguridad y estabilidad emocional de las personas, intentaré describir qué quiere decir una palabrita que ha empezado a sonar y que recibe múltiples acepciones: Postdoctorado.

Antes de explicar qué significa me permito aclarar algo que no significa: El postdoctorado NO es un grado (ni título) académico.

Un título académico es aquel que (en principio) se obtiene al cumplir una serie de requisitos académicos y administrativos impuestos por una institución de educación superior. Para obtenerlos se «defienden» de alguna manera (exámenes, defensas de tesis, etc.) y al ser “aprobada,” la persona adquiere el título (un papelito que puede poner en un cuadro y colgar donde sea visible por la mayor cantidad de personas posible, si no ¿qué chiste?).  El título académico máximo que existe en este momento se llama “doctorado.”

La mayor parte de la investigación científica del mundo se realiza en universidades. También la mayor parte de la investigación científica se hace en países desarrollados. En la mayoría de ellos, las universidades contratan a sus docentes con el requisito mínimo de doctorado (no hay diferencia sustancial entre docentes e investigadores). Además, dado que ya cuentan con una tradición científica consolidada, el número de personas con doctorado es elevado, así que hay buena competencia para poder obtener una plaza de trabajo permanente. Esta situación ha estado presente en esos países ya desde hace décadas y conforme otros países emergentes se han unido (o intentan unirse) a esos esquemas, la competencia se ha internacionalizado. Así cuando una persona termina su doctorado tendrá que competir por una posición académica con personas de todo el mundo, desde luego todas con doctorado.

Para poder suplir las necesidades y mejorar la competitividad (y para poder ofrecer empleo no tan costoso en muchos casos), un recurso que surgió fue el de crear posiciones temporales, por lo general de 2 a 3 años, que correspondieran a la primera experiencia laboral de los recién doctorados. Se le llama posición postdoctoral. Es decir, un postdoc es un doctor que tiene una posición (laboral) temporal que le permitirá adquirir experiencia y mostrar sus habilidades con la finalidad de posteriormente obtener una posición permanente (por lo general en una institución distinta a la que lo contrató como postdoc y también a la que le otorgó el doctorado, es decir, dentro de lo posible evitar la endogamia académica). Por lo general, aunque varía un poco de disciplina a disciplina, las personas realizan dos o tres postdocs antes de conseguir una posición permanente. En países desarrollados obtener una posición permanente después de un solo postdoc es visto como un logro importante.

NoblezaEn países como el nuestro, que se encuentra en una transición académica en la que la investigación científica se empieza a realizar a lo largo y ancho  de su territorio y no solo en un par de instituciones, estos esquemas aún resultan «curiosos». En países/culturas en que un doctorado se ve como la meta y no como el requisito mínimo es difícil entender qué significa el postdoc. Por lo general se percibe al doctorado como un premio, recibido después de mucho esfuerzo y que, al obtenerlo, deberíamos ya descansar y ser adulados (¡oh sorpresa!). Así pues, para algunas personas entonces el postdoc les suena – agradablemente – como un posible nuevo título de nobleza: imaginen, no solo es doctor, ¡además tienen 2 postdoctorados. ¡Es un genio!

Lamentablemente esta situación permea incluso en los sistemas administrativos de la ciencia mexicana. Quienes hacemos ciencia estamos registrados ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el famoso CONACYT. En el sistema de captura de los “ridiculums” de los investigadores aparece el espacio en donde debemos poner nuestro “grado académico” y sí, en verdad , ahí en ese lugar existe la opción de postdoctorado. Da penilla.


Higgsmanía

noviembre 4, 2013

Estamos en época de premios Nobel. Obviamente para la comunidad intelectual mexicana (y gran parte de la latinoamericana, creo) los que más se comentan y aprecian son los de literatura, paz y quizás, aunque menos, el de economía. Yo creo que ello se debe, entre otras cosas, a que son prácticamente los únicos en los que se “siente” que tenemos oportunidad de ganar, sobre todo los dos primeros. En fin, que estamos en época de anuncios y que se ha anunciado uno de los premios Nobel más esperados de la historia: el premio Nobel de física por la predicción del Higgs (¡esperó como 40 años!).

Francois-Englert-Peter-HiggsAsí es, el premio Nobel de física se anunció y fue otorgado a dos de las personas que predijeron la existencia de la partícula llamada Higgs, de la cual ya hemos discutido en este espacio y probablemente lo hagamos de nuevo en un futuro cercano. No se lo dieron a los que la descubrieron, al menos no este año. Se lo otorgaron a los que lo predijeron (bueno a dos de los que viven): Francois Englert y Peter Higgs. Espero pronto también comentar un poco sobre los premios otorgados en las áreas de Química y Medicina de este año.

Claro que todos los que de alguna manera estamos relacionados con el campo de la física, especialmente los que nos dedicamos a la física de partículas, estamos muy contentos y nos sentimos felices de este acontecimiento. Es más, ya en plan necio, hasta nos sentimos parte del premio. De hecho, el haber estado trabajando durante décadas en problemas relacionados con la partícula de Higgs, como que le da un sabor especial. Por un lado estamos los científicos que utilizando las ideas relacionadas con el Higgs, hemos ido más allá haciendo múltiples predicciones que están aún por verificarse (o en su defecto descartarse). Por otra parte, imaginen el beneplácito de las personas que estuvieron involucradas en la detección y confirmación de su existencia, cosa que sucedió en el Gran Colisionador de Hadrones o LHC por sus siglas en inglés. En ese colisionador han trabajado miles de personas: desde los que lo diseñaron y construyeron (colisionador y/o detectores), hasta los que participaron en la búsqueda específica de la partícula de Higgs. Existen también muchas otras personas buscando cosas nuevas que estamos esperando con ansia. Independientemente de quienes hayan trabajado específicamente en encontrar al Higgs, todas ellas se encuentran contentas y orgullosas de lo que ese laboratorio y colisionador han demostrado ser capaz de hacer.

mexican-hatEn ese intenso momento de emociones a veces suceden algunas cosas raras, especialmente cuando tenemos una inmensa necesidad de comunicar de manera rápida e impactante, a veces incluso sacrificando veracidad y prudencia. Así pues, en los días (horas) posteriores al anuncio, fue común ver en la prensa mexicana entrevistas realizadas a algunos colegas nacionales en donde, fuera de contexto, se les atribuía el decir que el premio tenía parte para los mexicanos, ya que también hubo mexicanos involucrados en el descubrimiento del Higgs: ¡Por fin un Nobel de física para México! (aunque sea un pedacito chiquititito, ¿no? Ándenle, no sean gachos.). Ahora que han pasado unos días más y que creo que el calor de la noticia se ha diluido un poco, me atrevo a hacer algunas precisiones.

Primero: el premio, como dije arriba, no fue otorgado a las personas que descubrieron el Higgs. El premio se otorgó a las personas (dos de ellas) que matemáticamente, utilizando teorías físicas bien establecidas y verificables, predijeron su existencia (así deben ser las teorías en la física, no son simplemente una idea de alguien; tienen que hacer predicciones verificables). Segundo: el premio lo podemos considerar parte de toda la humanidad, no solo de un país o un estado o del barrio en donde nació la persona galardonada. El premio fue otorgado a la predicción, pero sí gracias a que se ha confirmado su veracidad: ¡el Higgs existe! Por ende ha pasado a formar parte del bellísimo patrimonio humano de conocimiento que hemos logrado generar. Así que festejen todos, no importa de dónde sean. Tercero: en el descubrimiento del Higgs efectivamente participaron algunos científicos mexicanos. ¿Quiénes son? Existen dos “detectores” en el LHC que participaron en el descubrimiento; se llaman CMS y ATLAS. Los mexicanos que participaron directamente en la búsqueda del Higgs son (hay otros participando en otras cosas): Jacobo Konisberg del CMS quien trabaja en la Universidad de Florida, José Feliciano también en el CMS y trabajando en el CERN, Luis Flores Castillo de ATLAS trabajando en la Universidad de Wisconsin, Elizabeth Castañeda de ATLAS y de las Universidades de Wisconsin y Johannesburg e Isabel Pedraza quien un tiempo estuvo en ATLAS y en la Universidad de Wisconsin y más recientemente en CMS trabajando en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

A todos ellos una felicitación muy fuerte. Orgullosos debemos estar todos de que hayan logrado contribuir a este descubrimiento tan trascendente para el conocimiento humano.


No sé

octubre 21, 2013

Una de las cosas más útiles de la ciencia y el conocimiento científico es que nos permite decir “no sé.” Es difícil pero afortunadamente podemos. Otra cosa muy útil y poderosa de la ciencia es que, aparte de proveernos de conocimientos específicos, lo cuál hace con mucho éxito, nos permite saber cuándo algo es sospechoso, probablemente equivocado o totalmente descabellado. Y eso es bueno.

dudasEs bueno porque nos ayuda a avanzar. Declarar ignorancia es un ingrediente básico del avance científico que permite, entre otras cosas, valorar de manera importante cuando sí se sabe algo. Es por eso que a veces puede resultar difícil convencer a un científico de algo que no esté bien fundamentado. Los científicos cuestionamos (o debemos de cuestionar) prácticamente todo, precisamente porque sabemos que para que algo quede verificado y determinado con certeza, se requiere de un proceso bastante riguroso. Cuando decimos que se tiene un conocimiento, es porque hemos intentado por todos los medios disponibles de demostrar que no es cierto. Buscamos todas las posibles maneras de falsear ese conocimiento y no nos quedamos tranquilos hasta que varios grupos independientes llegan a las mismas conclusiones (claro que en el inter hay bandos encontrados, emociones, chismes, insultos, etc.). Proceso que puede tardar mucho y que requerimos por varias razones: una de ellas el simple hecho de que, por lo general, los seres humanos tendemos a equivocamos y nos engañamos a nosotros mismos con extrema facilidad. Tuvimos que diseñar mecanismos precisos que nos permitieran asegurarnos de que lo que observamos y verificamos es efectivamente lo que sucede. Encontrar “verdades” es difícil, si no ya las tendríamos.

Sin embargo fuera del ámbito científico no es común que aceptemos decir y menos que nos digan: “no sé.” Si un maestro contesta a la pregunta de su estudiante con un “no sé,” se percibe, por el estudiante y por el mismo maestro, como algo negativo. Al parecer es preferible que el profesor invente una respuesta incompleta o completamente llena de rodeos insustanciales. Todo – lo que sea – antes que decir: “no sé.” Otro ejemplo clásico es cuando vamos al médico. Si nos dice “no sé,” probablemente pensemos que es un mal médico y que no valió la pena la visita (ni el costo de la consulta, si es el caso). Por alguna razón, preferimos que nos mientan.

Es más común aceptar comentarios como: “si te untas esta cremita te vas a sentir mejor”, “es mejor porque es un remedio “natural” y no tiene efectos secundarios,” “en esa casa hay fantasmas,” etcétera.

En la ciencia el reconocer que no se sabe algo es el primer paso; sin ese es imposible avanzar. El siguiente paso consiste en proponer soluciones y respuestas que puedan ser verificadas y sustentadas. No se trata de que, por no saber algo, cualquier posible explicación sea válida (eso sería absurdo o tonto, por decirlo de manera coloquial). Este es un concepto importante. Después de decir (y por lo tanto reconocer) “no sé,” se empieza a discutir, proponer, investigar, jugar; en otras palabras se empieza a disfrutar del proceso de pensamiento y exploración. El encontrar una respuesta y/o descubrir algo nuevo no es frío ni aburrido y no limita nuestra imaginación, al contrario, abre nuevos caminos y potencia nuestra creatividad. El conocimiento adquirido es útil e importante, pero también el proceso de búsqueda, que inicia con decir “no sé,” es sabroso, muy sabroso.

Invito a los que hayan llegado hasta este renglón, sobre todo si son maestros (de cualquier nivel), a que practiquen este sencillo principio. Ante una pregunta de la cual no sepan la respuesta, cosa que es completamente normal (no tienen por qué saber todo), digan simplemente “no sé.” Luego, después de ver las reacciones de sus estudiantes (o de quien les haya preguntado), invítenlos a pensar sobre posibles respuestas. Contrástenlas, discútanlas, destrózenlas. No tiene absolutamente nada de malo destrozar una idea, una respuesta. No tiene nada de malo decirle a alguien, con quien se discute honestamente y con quien estamos compartiendo el interés genuino de búsqueda: “no, lo que dices es incorrecto”. Para eso existe el conocimiento y solo así se avanza. La idea o respuesta no es lo importante. Lo importante es tratar de llegar a satisfacer la duda de manera veraz y si no se puede no pasa nada, nos quedamos con la duda y seguiremos pensando en ella. Es mejor seguir dudando toda la vida que quedarnos con una “verdad” que sea mentira. Investiguen (juntos) en todos los medios que tengan a su disposición. Dependiendo del tema, si está a su alcance, busquen expertos en el área para corroborar sus conclusiones y discutir con ellos. Si no los quieren escuchar, busquen otros e ignoren a los primeros (ellos se lo pierden). En otras palabras, disfruten y aprendan dudando y reconociendo lo bello de la ignorancia. Solo así podrán apreciar lo maravilloso del conocimiento que hemos logrado adquirir, que es poco, pero bellísimo.


¿Cultura científica?

agosto 13, 2013

2003_cuatroEn nuestro país casi no se lee y ello explica muchas cosas. Tristemente lo poco que se lee no es demasiado variado y está dominado por basura (intenté decirlo de otra manera, pero no encontré una mejor). Algo también inquietante es que el pequeño porcentaje de personas asiduas a la lectura de calidad tienden en muchas ocasiones a limitar demasiado su rango de temas e intereses. Trataré de explicar mejor lo que quiero transmitir de la siguiente manera: a mí me gusta leer, lo necesito. Por alguna razón que no pretendo explicar en este momento, tengo la enorme fortuna de contar con muchos amigos (lectores también) que se desenvuelven en áreas distintas a la mía, en particular en las humanidades (músicos, escritores y poetas principalmente) y las ciencias sociales (sociólogos y antropólogos principalmente). Todos ellos se caracterizan por ser asiduos lectores, al igual que yo. Bien, ahora al punto inicial: cuando alguno de ellos me ha visitado en mi oficina o en mi casa y ven mis libros, siempre, invariablemente, hacen el mismo comentario: “fefo, ¡te felicito!” les pregunto que por qué y me responden “es que tienes libros que no son de ciencia. Te felicito porque entonces no solo lees sobre cosas científicas (léase física)”. Esta explicación de la felicitación es luego seguida de mi agradecimiento: “gracias, pero supongo entonces que si ahora vamos a tu casa o a tu oficina de seguro encontraremos libros (leídos) de ciencia en tus libreros, ¿verdad?”

Ejemplos de libritos basura (populares)

Ejemplos de libritos basura (populares)

Es interesante que a pesar de vivir en una época definida por el conocimiento científico, adquirido durante los últimos cuatrocientos años, no tengamos un mínimo conocimiento sobre ciencia, incluidas las personas que leen y que a veces podríamos catalogar de cultas. Conozco varias personas famosas en los círculos intelectuales que no tienen el dominio científico que se podría esperar de una persona con educación media superior. No saben por ejemplo distinguir si un tema o comentario sobre extraterrestres o sobre calentamiento global es serio o charlatanería.

Es también muy interesante y sobre todo sintomático que por lo general, en países en vías de desarrollo, la ciencia y la cultura se vean como entes separados. Si organizamos un evento cultural no nos sorprenderá en lo más mínimo que nos muestren un bailable o un concierto musical. Una conferencia sobre apreciación del arte y una sobre cómo, a través de las manualidades artísticas, podemos transformar nuestro hogar en un reconfortante y estético ambiente. La muestra de cine y la de escultura, o la lectura de poemas quedarán perfectas en el evento, sobre todo si se involucra a los niños. Si tenemos suerte hasta nos tocará participar en un pequeño número de música ancestral o un taller de manualidades en el que podamos “meter las manos”. Lo que sí nos sorprenderá y no esperamos encontrar es que de repente, en ese mismo ambiente, se nos presente una charla sobre la vida de las ballenas o sobre cómo se produce el oxígeno que respiramos. Eso no. Eso es muy frío y aburrido como para ser cultura.

Es triste. Percibimos la ciencia y el conocimiento como cosas rígidas y asociadas, casi siempre, a materias reprobadas o nada placenteras. Y ahí nos quedamos. O peor, percibimos a la ciencia como una serie de instrucciones inamovibles que solo tratan de limitar nuestra creatividad y nos quiere decir lo que está bien. Los científicos creen que lo saben todo y solo nos quieren decir lo que se puede o no se puede hacer. ¡Son horribles! ¡Ni que lo supieran todo!

lecturaLa mayoría no nos damos cuenta de que vivimos inmersos en (y prácticamente gracias a) los conocimientos que hemos generado, durante muchos años, a través de un proceso que en verdad es extremadamente creativo y apasionado. Como todo, para llevarlo a cabo de manera exitosa, requiere de mucho trabajo y dedicación, pero lo que quizás muy pocas personas asocian con la ciencia, y que es una parte fundamental de ella, es el nivel de pasión que ésta otorga y exige de sus practicantes. Por otro lado, también está el hecho de que comprender un poco sobre la naturaleza y entender algunas de las bases en que se sustenta nuestra vida actualmente, sin necesariamente dedicarse a la ciencia, puede ser placentero. Esto también, estoy casi seguro, no es algo que comúnmente se asocie con la ciencia. No sentimos que leer algo sobre ciencia nos pueda dar felicidad o nos pueda mantener entretenidos.

CIENCIAparaTODOSOtra cosa común acerca de la ciencia es la idea de que al ser tan especializada y “difícil”, solo sirve para aplicarse a cosas muy sofisticadas y casi siempre muy alejadas de la realidad. Nada podría estar más equivocado. Otra virtud del leer y enterarse de los conocimientos científicos, sobre todo acerca de los procesos que los producen, es que nos puede dar una idea de cómo utilizarlos para tomar decisiones razonadas. La manera en que se hace la ciencia es algo que podemos utilizar en ámbitos que no necesariamente sean científicos y nos puede ayudar a tomar buenas decisiones. Esta faceta es por supuesto pragmática, pero es también interesante.

La ciencia pues es cosa de locos y por eso los invito a que intenten incluir temas científicos en sus lecturas, estoy seguro que lo van a disfrutar.


SUSY

junio 17, 2013

susy-nonosHace unos meses recibí un mensaje de un colega comentando que una agencia de noticias lo había entrevistado acerca del LHC (el gran colisionador de hadrones ubicado en Francia-Suiza). En particular les interesaba saber “qué era eso de la supersimetría” (a quien llamaremos SUSY). Al parecer se enteraron de que el LHC andaba buscando a SUSY y le pedían de favor que si les explicaba qué o quién era esa tal SUSY, pero de tal manera que niñ@s pudieran entenderlo. Mi colega me dijo que lo habían agarrado en curva y que cualquier ayuda sería agradecida.

Antes de mostrarles mi exquisita y contundente respuesta – para niñ@s – me gustaría comentar lo siguiente. Cuando se desea compartir con un público general temas relacionados a la investigación científica y el conocimiento que ésta genera, es necesario intentar utilizar un lenguaje que minimice la cantidad de tecnicismos y que sea familiar a un amplio sector. Por supuesto que ello implica que lo único que se puede hacer es describir superficialmente algunos de los temas y que, con suerte, uno logre interesar a su público para que ell@s busquen más información. No es posible describir un conocimiento de tal manera que cualquier persona lo pueda entender en detalle solamente leyendo una descripción en una entrevista o en un documento que carezca de tecnicismos – para entender a detalle cualquier cosa es necesario dedicar mucho tiempo y estudio.

Creo que a veces se cae en el error de pensar que l@s lector@s no tienen la capacidad de interesarse y/o investigar más a fondo si algunos de los temas les llamaron la atención. Se asume que el lector es flojo, desinteresado, incapaz y que de algún modo se le tiene que dar toda la información de manera digerida y “sin complicaciones” para que le sea útil. No estoy de acuerdo.

einstein010Por otro lado es común escuchar en diversos foros (cantinas pues) cosas como: “ya lo dijo Einstein, si no puedes explicar algo para que lo entienda tu abuela, entonces no lo sabes” – por cierto que citar a Einstein y algún que otro científico famoso es casi un deporte y a veces hasta divertido, lo malo es que la mayoría de las personas que los citan en ese contexto nunca se han preocupado de ver si efectivamente las citas son verídicas, y menos, ni de por mera curiosidad, intentar leer algo de lo que esos científicos publicaron y no necesariamente dijeron en alguna fiesta o evento social. Entonces, nada más para dejar clara mi postura: Lo haya dicho o no Einstein, esa frase carece de significado. ¿A qué me refiero? A que, por ejemplo (y ésto lo incluí en la respuesta a mi cuate), si alguien nos pide explicar a niñ@s en detalle qué es la reforma laboral, no cabe duda de que la mayoría de nosotros pensaremos que nos piden algo ridículo. Podremos decir algo de manera general y didáctica, seguro, pero explicarlo en detalle no será posible, aunque sepamos qué es y la entendamos a profundidad. Bueno, pues lo mismo sucede con el conocimiento científico, conocimiento que por cierto se ha generado a través de un proceso largo, complejo y cada vez más sofisticado.

SuzyEntonces no, no se puede explicar en detalle qué es SUSY a niñ@s. Es más, tampoco se puede explicar en detalle a personas adultas. Se puede entender qué es SUSY en detalle, pero se requiere estudiar a fondo muchos conceptos previos y luego específicamente SUSY. Obviamente no todas las personas estarán interesadas ni tendrán el tiempo de dedicarse a ello, pero si habrá quien esté interesad@ en conocer un poco sobre ese tema.

Lo que podemos hacer es intentar dar una idea general, algo que pueda ayudarnos a comprender por qué hay personas que dedican su vida a buscarla o algo que de repente haga que una de nuestras lectoras se interese en investigar más a fondo, tanto que decida dedicarse a ello y que después de unos años contribuya directamente a su descubrimiento o a la idea que reemplazará a SUSY. Se vale soñar.

Entonces ¿qué fue lo que le contribuí a mi cuate? – que por cierto no lo utilizó disque porque ¡ya se le había ocurrido a él una contestación! – Aquí va:

«Querer explicarle a niñ@s qué es la supersimetría es como querer explicarles qué es la reforma laboral. Son cuestiones técnicas que requieren de muchos conocimientos y conceptos previos y que no se pueden explicar detalladamente a niñ@s, no tiene sentido. Dicho ésto, entonces, lo que sí se puede hacer es darle una idea, simbólica, superficial y por lo tanto caricaturesca de lo que es la supersimetría. A l@s niñ@s les diría: En la naturaleza existen muchas cosas: agua, árboles, perros, estrellas, mocos, etc. A todo eso l@s físic@s le llamamos materia. En los últimos años (¡como 100!) hemos descubierto que toda la materia está compuesta de unos ingredientes básicos: las partículas (así les llamamos). Además hemos descubierto que existen dos tipos MUY distintos de partículas: unas que son las que forman la materia (como mencioné antes) y otras que le dicen a la materia cómo formarse y comportarse. A las primeras les llamamos fermiones y a las segundas les decimos bosones (en honor a unos tipos que las estudiaron). Estos dos tipos de partículas, repito, son COMPLETAMENTE diferentes. Se ven diferentes, se sienten diferentes, se agrupan de manera diferente. A primera vista las unas no tienen nada que ver con las otras.

susy1La supersimetría es la idea de que, en el fondo, las dos SÍ están relacionadas y se quieren, pero eso sí, muy en el fondo.»


¿Y se mueve o no se mueve?

mayo 6, 2013

Galileo -Inquisicion gEl problema que nos ocupa empezó con Galileo Galilei. Me atrevo a decir que todos hemos escuchado algo acerca de Galileo. Seguramente sabemos que tuvo algo que ver con el desarrollo del telescopio, que la iglesia (católica) se lo quería escabechar y que luego lo perdonó (eso si, tuvo que esperar casi 400 años), que era muy sangrón y arrogante, que lanzaba objetos desde la torre inclinada de Pisa, que si si, que si no. Todo eso puede ser interesante revisarlo y comentarlo pero lo que nos interesa – y en lo que nos concentraremos en este momento – es en lo que representa la contribución más grande que haya hecho Galileo (y quizás cualquier persona): Galileo nos enseñó el poder de la experimentación. Observar y registrar fenómenos naturales. Crear y reproducir, a través de experimentos cuidadosos, fenómenos naturales. Dicho así parece una simplonada, sin embargo representa la base sobre la cual todo el aparato del conocimiento humano se sustenta.

La razón es muy sencilla. Si alguien proclama que entiende y puede explicar algún fenómeno de la naturaleza, no bastará con un discurso. No. Ahora (bueno, desde hace 400 años), gracias a la experimentación, tendrá que encontrar la manera de explicar de manera cuantitativa, verificable y precisa, los resultados obtenidos de manera experimental. Ejemplo: una observación cotidiana bastante natural y sobre la cual casi nunca pensamos es el hecho de que nos caemos. Si brincamos regresamos al suelo. Si lanzamos una piedra hacia arriba ésta regresa. Al parecer “todo lo que sube baja”. No nos debe sorprender que podamos utilizar nuestra imaginación para diseñar toda una serie de ideas que “expliquen” el porqué de dicha realidad. Podemos incluso tener discusiones acaloradas sobre tal o cual forma de explicarlo y será difícil decidir cuál de ellas, si es que alguna, es una mejor descripción de lo que sucede. Habrá incluso – creanme – cerebros humanos que lleguen a decir que cualquier explicación es tan válida como cualquier otra (por lo general este tipo de patología cerebral está asociada a uno de dos tipos de problemas: una increíble incapacidad de aceptar evidencias y cambiar la forma de pensar y/o una cuantiosa pereza mental). Durante siglos, antes de Galileo, todo así era: ¡puro rollo!

pisaSin embargo podemos hacer lo siguiente: con una cinta de medir y un buen reloj (¡Galileo utilizaba péndulos!) medimos el tiempo que un cierto objeto tarda en caer desde una altura determinada (la cinta desde luego es para medir la altura). Luego lo hacemos para el doble de la altura. Luego para el triple y así sucesivamente hasta que nos cansemos o no podamos llegar a más altura. Luego repetimos el proceso pero con otro objeto y con otro y luego con otro. Registramos todos los datos que obtengamos. Ahora si, si le pedimos a uno de los sabios que generó un esquema para explicar porqué las cosas caen que nos diga cuánto tiempo tardará en caer uno de esos objetos desde una de las alturas que registramos y nos lo dice acertadamente, podremos decir que ese esquema puede ser apropiado. Si puede decirlo para todas las alturas registradas pues aún mejor. Si luego puede decirlo para todos los objetos pues nos sentiremos muy contentos. Si además nos dice algo sobre lo que no hemos experimentado, es decir, si además hace predicciones y luego hacemos experimentos para verificar esas predicciones y sigue funcionando, entonces estaremos borrachos por la celebración.

Una vez recuperados de la cruda, mas no de la emoción, podremos preguntarnos si el esquema es “la verdad”. Bueno, la conclusión a la que podemos llegar es que ese esquema es el mejor hasta ese momento para describir ciertos fenómenos de la naturaleza (la caída de objetos en este ejemplo). Eso es todo. En la ciencia no hay verdades absolutas. Siempre se sigue buscando la manera de llevar al límite las explicaciones a través de experimentos cada vez más precisos (utilizando mejores relojes y cintas de medir, por ejemplo) y eso ha permitido ir mejorando y modificando las explicaciones. A este tipo de explicaciones, sustentadas en experimentos y con poder de predicción, les llamamos teorías físicas. Pero más importante: lo que si podemos hacer con certeza es determinar qué ideas o esquemas están simplemente mal, equivocados, incorrectos. Gracias a este mecanismo podemos discernir entre una explicación que puede tener algo de validez y una que no sirve. Esta posibilidad es extremadamente valiosa y ha permitido, en tan solo cuatro siglos, avanzar e incrementar el conocimiento humano de una manera impresionante comparado con todos los milenios anteriores. A veces es difícil percatarlo, sobre todo cuando estamos un poco alejados de los lugares en donde sucede día con día, pero en los últimos 50 años se ha generado más conocimiento que en toda la historia previa de la humanidad. Eso obviamente ha modificado (y seguirá modificando) de manera importante la vida de todas las personas.


Internacional!!!!!!

septiembre 23, 2012

Desde que existe el bullshit, es decir, desde siempre, existen también personas que les encanta saborearlo. Ésto sucede en todos los ámbitos, desde luego.

En el caso de la academia, y más precisamente en el que tiene que ver con investigación científica (cualquier área), es patético e indicativo el ver cómo algun@s se aprovechan de las palabras y las formas para embarrarse, gustosamente, del bullshit.

Seamos concretos: nos produce ternura desmesurada, a la vez que piscas de asco, el ver por doquier anuncios y propaganda de congresos, escuelas, talleres INTERNACIONALES. No obstante el que dicha palabra haga valer un poco más la absurda constancia de participación (popular y triste práctica en el mundo en des-vías de desarrollo), creo que sería conveniente dejarnos de estupideces así como de la oportuna supuesta subjetividad, y decidir con claridad qué podemos entender como un evento internacional.

Creo que en realidad es extremadamente sencillo. Obviamente el evento se realiza en algún lugar y por lo tanto se puede esperar que muchos de los participantes (si, participantes) sean del lugar en cuestión (obviamente estamos pensando en un evento en el que al menos hay unos 40 o 50 participantes). Para poder llamar un evento académico – internacional – deberíamos contar con que al menos el 50% de los participantes (si, los participantes) fueran de un lugar (país) diferente al lugar en el que se celebra el evento.

El simple hecho de tener ponentes invitad@s extranjer@s no hace a un evento ser internacional. Tod@s l@s ponentes principales pueden ser de un solo rancho y el evento puede ser internacional. Es más, tod@s l@s ponentes plenari@s pueden ser del mismo rancho donde se hace el evento y el evento puede ser internacional. Lo que necesitan es que vayan a su rancho académic@s de varias partes del mundo a eschucharl@s.

Sigamos pués difrutando del bullshit, ¡perdón!, quise decir de la internacionalización, y sigamos sintiéndonos mejor con nosotros mismos cada día, pero sin mayor esfuerzo. Afortunadamente calidad es otra palabra a la que podemos darle matizados significados, según sea conveniente. Ah, ¿qué sería de nosotros si existiera algo aunque sea poquito objetivo? ¡Ni dios lo mande!


Arrieros somos …..

diciembre 8, 2011

Este semestre que culmina fui un huevón. No publiqué nada en este blog y lo tuve muy olvidado. Podría enumerar varias razones y justificaciones pero serían inanes.

Hoy platicando con Enrique (un pinche estudiante/nini que no hallo cómo quitarme de encima) me dí cuenta de que debería retomarlo, ¡y que mejor manera de retomarlo que hacerlo con un chisme!

Pos si, dicen las malas lenguas (mas bien escriben las manos de las mismas personas con malas lenguas) que hay evidencia «significativa» de una señal del Higgs con una masa entre 124 y 126 GeV. De hecho, el CERN ha anunciado una rueda de prensa en donde presentarán sus últimos resultados los experimentos ATLAS y CMS el próximo 13 de diciembre.

¿Qué significa ésto? ¿Porqué tanto pedo? Los invito a que en la sección de comentarios den su opinión acerca de la relevancia o no de estos posibles acontecimientos. Por supuesto se vale también preguntar.

 

           

 

El evento en el CERN podrá ser visto en vivo y en directo aquí: http://webcast.web.cern.ch/webcast/  El evento es a las 07:00 hrs tiempo de Colima