Lo mismo de siempre

Hemos estado llevando a cabo varias actividades para promocionar la ciencia en jóvenes colimenses. Talleres, concursos, charlas, las actividades formales del Instituto Heisenberg, visitas a bachilleratos, etc. Nuestra intención principal es tratar de aportar nuestro granito de arena para intentar contribuir a resolver un par de problemas muy severos en la educación superior de nuestro país. Estos problemas consisten en que, aun cuando cada vez hay más personas estudiando, la matrícula no se diversifica. La gran mayoría de jóvenes (y sus familias) quiere estudiar las carreras “tradicionales” que conocen y consideran buenas, aun cuando desde hace bastante tiempo ya no cuentan con suficiente empleabilidad ni esperanza económica (que además es uno de los supuestos factores que toman en cuenta, obviamente de manera errónea), y el otro que consiste en que tenemos un inmenso y abrumador déficit de personas altamente capacitadas en áreas técnicas y científicas. Esto es importante ya que tiene una consecuencia inmediata en el desarrollo social y económico del país. Sí, social también.

Queremos acercar jóvenes con aptitudes e intereses científicos a la oportunidad de dedicarse a la ciencia. Jóvenes que, de alguna manera, sienten una atracción por el conocimiento y la naturaleza, pero que quizá no han contemplado una vida dentro de la ciencia, ya sea por no saber cómo es el quehacer científico, o peor aún, por tener una idea equivocada de lo que es. Recuerdo, por ejemplo, cuando era estudiante de bachillerato (ya llovió) que ni idea tenía de que era posible estudiar una carrera científica, mucho menos sabía en qué consistía una vida como científico. No conocía a nadie que se dedicara a eso; me parecía algo totalmente ajeno a mi entorno y a mi vida. Cuando pensaba en un científico, me imaginaba personas (hombres) superdotadas y únicamente de países extremadamente avanzados. Nada que ver.

Y no sólo es importante mostrar esas oportunidades a nuestra juventud, es indispensable también informar y enamorar a las madres y padres de familia. No se imaginan (bueno, sí) la clase de miradas, contorsiones faciales, señas, espasmos y palpitaciones que sufren y manifiestan muchas de nuestras madres y padres cuando escuchan a una de sus hijas decir “Mamá, papá, me gustaría ser astrónoma”, o “Papá, quiero ser matemática”.

Nos ha tocado escuchar todo tipo de respuestas y preocupaciones por parte de las familias que se han visto “afectadas” por tan terrible situación. Claro que después de explicarles que en realidad son familias afortunadas de tener una hija que quiera dedicarse a una de las carreras más importantes, útiles y necesarias para el futuro del país, les cambia la mirada y se sienten un poco mejor. Obvio que no todos aceptan con la misma gracia que, por ejemplo, para poder convertirse en científicas será bastante probable (y de hecho recomendable) que, durante su formación, la cual involucra no solo una carrera universitaria (léase licenciatura), sino un doctorado, tengan que irse a vivir a otro lugar, posiblemente otro país. Para algunas madres y padres de familia eso les quita la fortuna. Pero aparte de esto, sí es posible mostrarles que de hecho deben sentirse inmensamente orgullosos y apoyar la decisión de sus hijas.

¿Dónde trabaja un científico? ¿De qué vive una investigadora? ¿Qué hacen los matemáticos? Si las maestras y maestros que nos dan clases de matemáticas no son matemáticos, entonces ¿qué es un matemático? Si te gustaría indagar la respuesta a estas y otras preguntas relacionadas, entonces te invitamos a que te acerques a la facultad de ciencias y a las actividades de difusión que realizamos.

 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: