Desde que algunos seres humanos empezaron a indagar sobre el universo y la naturaleza, es decir, desde que hubo seres humanos, los resultados de dichas indagaciones han creado conmoción en las comunidades y grupos a los cuales pertenecían. Por ejemplo, existieron épocas en la historia de la humanidad en que se les atribuía poderes especiales a esas personas. Eran extraños, diferentes, pero sobre todo algo “peligrosos”. Así, dentro de nuestra gloriosa humanidad, se han quemado a brujas, magos, herejes, etc. En tiempo más recientes, las contribuciones de esas personas se han hecho más evidentes y han transformado la forma de vida de millones de personas. Es curioso que una fracción tan pequeña de las personas hayan
tenido una influencia tan grande en el desarrollo de la humanidad (digo pequeño porque por ejemplo en estas épocas se doctoran en física en todo el mundo alrededor de 1000 a 2000 personas al año únicamente!!). Así pues, en nuestros días ya no quemamos a esas personas extrañas. Sin embargo, es también curioso que esa sed de ataque a lo desconocido, o a lo que nos muestra que nuestras ideas preconcebidas puedan estar equivocadas, nos siga inquietando y molestando. Así pues, es extremadamente interesante que en esta época, cuando se da la
noticia de que hay un super acelerador de partículas (uno de varios, no es el único ni el primero, aunque si el más potente en este momento) que encenderá muy pronto, de repente existan grupos de personas que empiecen a difundir ideas acerca de “los inminentes peligros” de dicha máquina diabólica. Es interesante ver y apreciar ese aspecto de nuestra humanidad que hace que muchos de nosotros nunca nos preocupemos por entender nada y que a la primera provocación de peligro (infundado, vulgar, farsante, descabellado, ¡obsceno!) reaccionemos con miedo, coraje, etc. Así pues, el acelerador de partículas no nos acercará ni al infierno, ni despertará espíritus, ni acabará con el planeta. El acelerador hará cosas mucho más interesantes, profundas y hermosas. Nos permitirá saber un poco más acerca de la naturaleza.
Aunque se lea feo -y hasta erróneo- los peores enemigos del conocimiento no son la ignorancia ni el fanatismo sino el elitismo y la apatía. Combatiendo sobre todo la segunda se gana muchísimo terreno.
Reblogueó esto en ConCiencia en Colimay comentado:
Me preguntaron recientemente (otra vez) sobre la posibilidad de que el LHC haga «daño» y recordé esta entrada…