A veces sentimos que lo merecemos todo. A veces sentimos que todo debería estar ahí, esperándonos, ayudándonos. Todo.
El Instituto Heisenberg es una idea de dos personas y llevado a cabo con el apoyo de muchos. Su causa primordial: Proveer información sobre el quehacer científico, con énfasis en física y matemáticas, a algunos estudiantes de Colima. ¿Cuáles estudiantes? En principio a los mejores. A aquellos que para empezar les interesó buscar información sobre el Instituto (después de escuchar o leer la poca publicidad que hacemos) y mandaron una solicitud desde medianamente decente hasta excelente. ¿Quién lo implementa? Diferentes investigadores locales y algunos invitados cuando se puede. Todos los investigadores que participan lo hacen de manera gratuita y por convicción. Todos los que participan son investigadores de alto nivel que actualmente se encuentran involucrados en la ciencia. ¿Porqué lo hacen? Porque estamos seguros de que hay talento en cualquier lugar y queremos que al menos sepan de qué se trata la ciencia antes de decidir qué estudiar.
¿Quién tiene derecho a estar en el IH? Nadie. Nadie nace con ese derecho. Es un privilegio (suerte), o debería ser. ¿Quien (de nivel medio superior) tiene una oportunidad similar de interactuar de cerca con científicos y de experimentar, si se hace un esfuerzo, un ambiente científico real? ¿Y además gratis? Muy pocos. Deberían sentirse privilegiados de tener una oportunidad así.
El IH no es «una actividad más» del mediocre sistema educativo. Pero para que logre ser más, se necesita que los que participen (estudiantes y científicos) lo hagan más (¿qué raro no?).
Por eso, cuando después de explicar todo esto a los participantes les digo que tendrán algunas pequeñas actividades a realizar y no lo hacen, o lo hacen a medias, sin ninguna chispa, sin ninguna pasión, sin sentimiento, es entonces cuando digo – que decepcionante.
Quizás esperan que tenga que repetirles la misma letanía semana a semana. Que ingenuos. Que lástima…
#HablemosDeCiencia con Fefo 